Siempre se ha afirmado, y no con falta de razón, que Internet se ha convertido en un espejo de la sociedad. Y es cierto, ya que en la red se reflejan con toda fidelidad todos los aspectos de la sociedad actual, con todas sus virtudes y defectos.
Si al igual que en la realidad podemos encontrar gran cantidad de aspectos favorables, podemos leer la prensa, consultar el tiempo, buscar información variada, contactar con nuestros amigos y conocidos, etc… también existe un hueco por el que se cuelan los amigos de lo ajeno y el engaño. Pero no por ello hay que demonizar Internet, ya que sus virtudes superan con creces a sus defectos.
No obstante, conociendo que pueden existir algunos peligros, debemos conocer algunas nociones y consejos básicos para no caer en ellos.
El Phishing es una de las técnicas más conocidas y utilizadas por los delincuentes informáticos. Mediante diferentes técnicas intentarán apoderarse de algunos de nuestros datos más importantes con los cuales podrán tener acceso, por ejemplo, a nuestra cuenta corriente. Veámos algunas de las más extendidas.
Todos hemos recibido alguna vez un correo que nos invita a reenviarlo a todos nuestros contactos, bien sea por demostrar amistad, o por una supuesta causa benéfica. La mayoría de las ocasiones esos correos los enviaremos a la papelera, aunque puede que alguna vez hayamos tenido la tentación de reenviarlo realmente. El “truco” de este tipo de cadenas puede radicar en que al hacer el reenvío a todos nuestros contactos no lo hagamos a través de copia oculta (CCO), quedando todos esos correos a la vista de terceros que podrán utilizarlos para enviar spam no autorizado en un futuro.
En los últimos años han proliferado los sitios de subastas y venta online. A priori pueden parecer sitios muy ventajosos, ya que ofrecen productos a unos precios realmente competitivos, o incluso gangas. Pero nadie ofrece duros a pesetas. Muchas veces si pujamos por un artículo o lo compramos online, al recibirlo nos llevamos la sorpresa de que no se asemeja en nada a lo que esperábamos.
Detrás de esos sitios de subastas y ventas online muchas veces se oculta gente sin escrúpulos, ya sea un particular que lo utiliza o bien sea su propietario, por lo que se hace imprescindible saber a quien compramos.
La situación puede llegar a mayor gravedad, ya que es habitual ver como en algunos portales se ofrecen medicamentos, que deberían ser expendidos únicamente con receta médica, y de los que su origen y autenticidad no resultan del todo claros.
Cuando hagamos una compra online es imprescindible que en el sitio web aparezcan algunos datos, como la identificación del propietario, domicilio fiscal, datos de contacto, formas de pago, política de devoluciones… etc.
Tampoco faltan los desaprensivos que, aprovechando los tiempos de crisis que vivimos y el anonimato que ofrece la red, publican en diferentes lugares anuncios ofreciendo un trabajo que se puede desempeñar desde el mismo domicilio del interesado. Las condiciones suelen parecer ventajosas, y ante la falta de empleos no son pocos los que suelen aceptar esta “suculenta” oferta laboral.
El timo viene después, ya que para obtener el trabajo hay que aceptar unas “pequeñas” condiciones. Lo primero es que no hay sueldo fijo ni contrato, ya que se cobrará en función de la producción. Y lo más indignante es que el trabajador ha de comprar al supuesto contratador una serie de materiales, e incluso maquinaria, que afirma ser imprescindibles para la realización del trabajo.
Pero como es previsible el trabajo nunca suele llegar, por lo que el ilusionado trabajador se quedará con materiales y maquinaria innecesarios en su domicilio, mientras que en su banco faltarán unos cuantos euros.
Cada vez proliferan más en Internet las páginas dedicadas a los contactos de distinto índole entre personas; las que buscan amistad o incluso algo más. Pero no es oro lo que reluce en la red. En muchas de ellas el registro es gratuito, permitiéndote hacer una pequeña búsqueda de personas del perfil compatible. Lo caro puede ser intentar acceder a búsquedas más detalladas, contactar con otros usuarios, o acceder a su album fotográfico. Hasta aquí nada raro o ilegal, aunque si es un servicio de suscripción mensual por tarjeta o sms la factura se nos puede elevar más de lo esperado.
El timo suele venir camuflado de falsos perfiles interesados en nosotros. Es decir, que en algunas de estas páginas viene siendo habitual que recibamos en nuestro correo un aviso del tipo “el usuario x quiere contactar contigo” normalmente acompañado de la foto de un chico o chica con un físico espectacular. Obviamente suele tratarse de falsos reclamos dirigidos a los usuarios del servicio gratuito, que persigue que tenga que darse de alta en un servicio de pago.
Son muchos más los timos, estafas y engaños que podemos encontrarnos por Internet. Aquí sólo destacamos aquellos más extendidos y habituales, recomendando que cuando le ofrezcan algo demasiado bueno para ser cierto se lo piense dos veces.