Aunque resulte una obviedad, lo primero que debemos hacer es identificar el origen del estrés. Si no sabemos reconocerlo, poco podremos hacer por gestionarlo.

El siguiente paso es quizás el más complicado. Una vez que hemos reconocido el problema, y su origen, es importante pedir el apoyo y la ayuda de los nuestros.

Debemos tomar una pausa de vez en cuando, y adoptar medidas de relajación y desconexión. Y tomarlo como rutina, no como algo temporal.

Una buena organización en nuestra actividad supondra también una buena organización mental. Hay que fijarse horarios y objetivos realistas.

Establece límites y aprende a separar la vida familiar de la vida profesional. Hay que saber diferenciar ambas, y dedicar a cada cuál el tiempo y los recursos necesarios.

“Quien mucho abarca…”. Céntrate en una sóla actividad en cada momento. Si ocupas tu tiempo en realizar varias actividades no finalizarás ninguna, y estarás malgastando tu tiempo.

No procrastines, o dejes para después la tarea que puedas hacer ahora. Posiblemente esta sea la principal causa de que al final estés apurado con el tiempo.

Y muy importante. Recuerda que todos en algún momento de nuestra vida sufrimos de estrés. Lo que diferencia a unas personas de otras es la manera de gestionarlo.

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